viernes, 25 de enero de 2013

De nuevo Ventana del ayer cortesía de D. Eduardo Campos

Increíble, historia viva de Santa Ana, esperemos que os guste: 



FOTO: VIERNES SANTO DE 1961..........Un Jueves Santo, a mediados de la década de los sesenta y ya pasadas las 23 horas, los nazarenos negros de Ntro. Padre Jesús y los verdes de la Esperanza, iban llegando a la Ermita de Santa Ana para proceder a los habituales actos previos al inicio de la Procesión del Silencio, que ese año iban a efectuar los dos pasos. Sin embargo aunque nadie decía nada, se notaba algo diferente en el ambiente a otros años. Los costaleros, habían formado varios grupos entre ellos, y lo que siempre en esos momentos eran conversaciones muy agradables y con buena armonía entre todos, se habían convertido en miradas recelosas y extrañas. Cuando faltaba menos de media hora para el inicio de la Procesión, el encargado de las cuadrillas de costaleros Antonio "el Meíno", informó a los capataces que un grupo mayoritario de los costaleros, pedían más dinero de lo acordado para portar los pasos, en caso contrario abandonarían la Ermita. No había explicación lógica para tal demanda. Los costaleros del pueblo, los de siempre, los de toda la vida, cobrando exactamente lo mismo que con las demás hermandades, hacían un desplante en el último momento sin un motivo aparente. Se hizo una reunión en el patio, intentando hacerles comprender que esas cosas hay que arreglarlas antes, y que ahora lo importante era hacer la Estación de Penitencia. Al final se fueron cinco costaleros del paso de palio y tres del Señor. Se tuvieron que pasar algunos costaleros del paso del Señor al de la Virgen, por ser este más pesado y dificultoso, pero estas bajas se iban a ser notar muy pronto. Los varales salomónicos del paso de palio de la Esperanza, son más largos de lo normal, por lo que había que doblar las seis patas del paso mediante unas bisagras para poder pasar bajo la puerta. La iglesia en aquellos años, tenía el suelo cubierto por una estera de esparto formada por una sola pieza. Cuando la parte delantera del paso, iba a tomar contacto con la calle, la pata izquierda trasera de este, pisó la estera clavándose en ella y arrastrándola hacia la puerta. Se detuvo el paso, aguantándolo los costaleros mientras se intentaba liberar la pata de la estera, pero no había manera de que se soltara, el margen entre la pata y el suelo era muy pequeño y el paso no se podía subir más. Los costaleros, no aguantaban más tiempo en esa posición tan incómoda, por lo tanto se bajó el paso al suelo, luego se cortó la estera, se sacó el paso a la calle, y una vez fuera, se extrajo el trozo de estera de la pata. Pero este incidente, hizo pensar, que este mismo año estaba programado que la Procesión cruzaría por La Parroquia y también por último, había que volver a entrar en la Ermita con los costaleros ya muy cansados. Cuando la Cruz de Guía, entraba por la calle Mesones, se informó que la rampa de madera que salvaba el escalón de la puerta de La Parroquia, que se encuentra junto a la Calleja del Aire, no estaba colocada en esta. Pero eso ya daba igual, pues momentos antes, y debido a las circunstancias excepcionales que habían tenido lugar esa noche, la Junta de Gobierno había tomado la decisión de seguir directamente hacia Santa Ana. Al día siguiente, Viernes Santo, los ochos costaleros que se ausentaron en la madrugada, se presentaron en la Ermita lamentando lo sucedido y ocupando sus puestos bajo las trabajaderas. La Hermandad de Ntro. Padre Jesús, en un acto sin precedentes pagó a estos señores lo mismo que al resto de sus compañeros. El Miércoles Santo de ese mismo año, Ntro. Padre Jesús del Soberano Poder en su Prendimiento y María Santísima de Regla, titulares de la Hermandad de Los Panaderos, se quedaron en su Capilla de San Andrés sin poder hacer Estación de Penitencia, porque las cuadrillas de costaleros no llegaron a presentarse por la misma. Este hecho, y un cierto malestar en "el mundo de los costaleros profesionales", provocó un gran debate en El Consejo de las Cofradías de Sevilla, llegando a peligrar la Semana Santa tal como la conocíamos, tanto, que algunos propusieron colocar artilugios mecánicos bajo los pasos. Los hermanos, ante esta difícil situación, se quitaron las túnicas y se metieron bajo las trabajaderas, teniendo algunas hermandades que confeccionar listas de esperas ante tanto éxito. En la Semana Santa de 1973, la Hermandad de Los Estudiantes fue la pionera en ser llevada por hermanos costaleros, ante un enorme silencio, expectación de emisoras de radio y devotos en sus puertas, cuando los dos últimos varales del palio de la Virgen de la Angustia habían sorteado el arco de la puerta de la Universidad y el capataz dijo la frase: "pararse ahí", toda Sevilla vibró de aplausos y lágrimas. Por una vez, por solo una vez, el corazón, había ganado la partida al dinero.

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